miércoles, 26 de noviembre de 2008

Venganza

Sus ojos eran dos profundos pozos de oscuridad que ardían con fuego. Su boca se había vuelto una línea delgada en su rostro, con un toque de color donde sus labios se juntaban. La sangre se resecaba lentamente en su cara, marcando más aún las dos líneas blancas que empezaban en sus ojos, bajaban por sus mejillas y se perdían por su cuello. Su pelo oscuro, alborotado, y salvaje, estaba ahora erizado, acompañando con sus movimientos la respiración de la chica. Subía y bajaba, y volvía a subir y bajar, mientras el aire salía lenta y furiosamente de sus pulmones. Sus manos se habían transformado en puños, con los nudillos tan blancos y tirantes que se podía observar cada detalle del hueso en ellos.
Permanecía quieta. Observando. En tensión.
Y cuando vio que él hizo un gesto, se lanzó hacia aquella vena palpitante de su cuello. Por primera vez, no mataría para sobrevivir. Por primera vez la movía un sentimiento que no conocía, una sensación de rabia le llenaba todo su cuerpo. Después de mucho tiempo recordó que una vez había sido humana y no una loba... y que la que yacía a sus pies, con sus ojos vacíos y la mirada perdida, era su madre. No le importó el destello plateado que el hombre tenía en las manos, manchado de sangre. No le importaron sus ojos llenos de terror cuando estuvo a unos pocos centímetros de él. Ni siquiera el pánico en su rostro, el temblor en su cuerpo, el cuchillo cayendo al suelo, clavándose al lado de las grandes botas marrones que llevaba, el grito que nunca se llegó a oír en el bosque. No le importó nada... tan sólo el sabor metálico, ligeramente dulce, deslizándose por sus dientes.

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domingo, 14 de septiembre de 2008

Somos

Somos letra sin voz
Somos agua sin vaso
Somos sonido sin eco
Somos mirada sin ojo
Somos papel sin libro
Somos tinta sin mano
Somos aire sin rumbo
Somos mano sin brazo
Somos tierra sin dueño
Somos color sin lienzo
Somos algo sin destino
Somos nada y somos todo
(Leyre-Septiembre 2008)
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sábado, 23 de agosto de 2008

Objetos frágiles

[...]Un cuento –al igual que una persona, una mariposa, el huevo de un ave, el corazón humano y los sueños– es algo frágil, pues se compone de elementos tan precarios e insignificantes como sin las veintiocho letras del abecedario y unos cuantos signos de puntuación. O de palabras pronunciadas en voz alta, que no son sino sonidos e ideas –cosas abstractas, invisibles, que se desvanecen nada más pronunciarlas–, ¿existe algo más frágil que eso? Y, sin embargo, hay cuentos pequeños y sencillos que hablan de aventuras y de gente que hace cosas extraordinarias, cuentos que hablan de magia y de monstruos, que han sobrevivido a quienes una vez los contaron, e incluso a las culturas de las que nacieron. [...]

[...]Incluso un sueño, algo tan delicado y etéreo, puede llegar a ser prácticamente indestructible.[...]

"Objetos frágiles"
Neil Gaiman

domingo, 20 de julio de 2008

Alas


Miró sus alas.
Observó cada pequeño detalle.
Era la primera vez que las iba a usar.
Le parecían majestuosas, lo mejor que tenía.
Ya se imaginaba volando sobre la tierra, descubriendo nuevos confines del horizonte, planeando sobre la ciudad…
... volando.
Cogió carrerilla para darse impulso.
El suelo desapareció bajo sus pies…
... pero descubrió demasiado tarde que la cera no servía para alcanzar el sol.


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jueves, 26 de junio de 2008

La luz del cielo


Vio la estela de luz en el cielo. Se dirigía a la Tierra. Corrió rápido, tan rápido que llegó el primero al gran agujero que se creó en el suelo. Había mucho humo y polvo flotando en el aire. Sin pensarlo, se internó. Nunca había tenido miedo, además, ¿qué misterios se esconderían allí?
No estuvo mucho rato, apenas un par de segundos. Al salir se encontró con el resto de los curiosos que llegaban en esos momentos. Se confundió con ellos. Nadie tenía que saber que él había llegado antes, que él había entrado, que él....
Cuando llegaron los periodistas, los reporteros, la televisión y todo el resto de medios de comunicación, se escabulló y regresó a su casa. Como si nada hubiera pasado.
Al cerrar la puerta, dejó salir un suspiro de relajación. Su mano se dirigió al bolsillo derecho del chaleco. Con cuidado, con mucha delicadeza, sacó el pequeño objeto que había ocultado allí. Lo depositó en su otra mano y lo admiró como sólo se puede admirar el tesoro más valioso del mundo: en sus manos resplandecía y latía con fuerza una estrella.

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(26/06/08)

jueves, 22 de mayo de 2008

Hoy Toca Ser Feliz

Cuando un sueño se te muera
o entre en coma una ilusión,
no lo entierres ni lo llores, resucítalo.

Y jamás des por perdida
la partida, cree en ti.
y aunque duelan, las heridas curarán.

Hoy el día ha venido a buscarte
y la vida huele a besos de jazmín,
la mañana esta recién bañada,
el Sol la ha traído a invitarte a vivir.

Y verás que tú puedes volar,
y que todo lo consigues.
Y verás que no existe el dolor,
hoy te toca ser feliz.


Si las lágrimas te nublan
la vista y el corazón,
haz un trasvase de agua
al miedo, escúpelo.

Y si crees que en el olvido
se anestesia un mal de amor,
no hay peor remedio
que la soledad.

Deja entrar en tu alma una brisa
que avente las dudas y alivie tu mal.
Que la pena se muera de risa,
cuando un sueño se muere
es porque se ha hecho real.

Y verás que tú puedes volar
y que todo lo consigues.
Y verás que no existe el dolor,
hoy te toca ser feliz.


Las estrellas en el cielo
son solo migas de pan
que nos dejan nuestros sueños
para encontrar
el camino, y no perdernos
hacia la Tierra de Oz,
donde habita la ilusión.

Y verás que tú puedes volar,
y que tu cuerpo es el viento,
porque hoy tú vas a sonreír,
hoy te toca ser feliz.


(Mägo de Oz)

domingo, 18 de mayo de 2008

Juegos

No luches. No te va a servir de nada. Mira a tu alrededor: no hay salida. Llevas mucho tiempo caminando y todavía piensas que hay esperanzas. Iluso. Todos sois iguales. Fuiste un ingenuo al pensar que no te iban a engañar.
Venga, sigue andando, sigue cansándote. Al final descubrirás que habría sido mucho más fácil quedarse quieto, no cansarse tanto para nada. El resultado va a ser el mismo. Como sucedió con los demás. Que patéticos sois los humanos.
No malgastes tus fuerzas: yo vivo aquí desde siempre, tú acabas de llegar al laberinto.
Te he advertido. Te he dado una hora para rendirte… pero veo que quieres seguir luchando. No sé para qué. Ya he ganado. Ni siquiera me importa por qué vas desenrollando un ovillo. Ahora es mi turno del juego.


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sábado, 26 de abril de 2008

Claustrofobia

El espacio es pequeño. Muy pequeño. Tremendamente pequeño. Agobiante. Hay poco aire. Un silencio abrumador rodea a la figura que se encuentra ahí tumbada. O, al menos, hasta que se da cuenta de la situación en la que se encuentra. Después, el sonido de su respiración es lo único que escucha junto a tierra cayendo. Se acaba de despertar y, aunque ha abierto los ojos, la oscuridad permanece a su alrededor. Sus manos se apoyan desesperadas sobre lo que tiene encima. Empuja con todas sus fuerzas pero las palmas chocan con el peso y la frialdad de la madera. Cada vez hay menos aire. La desesperación se apodera de ella mientras golpea una y otra vez. No sirve de nada. Se encuentra ya a dos metros bajo tierra. Cada vez hay menos aire. Cada vez menos. Y el silencio es cada vez mayor.

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viernes, 18 de abril de 2008

Miradas

Te miro. Me miras. Nos miramos. Nuestros ojos se cruzan en medio de toda esta gente que nos separa. Tú estás ahí, a lo lejos, de pie, en medio del autobús. Yo aquí, sentada, fingiendo que voy leyendo el libro que he sacado del bolso. Pero no he avanzado ni una línea puesto que mi mirada se ha cruzado con la tuya al segundo siguiente. Jugamos siendo cómplices desde que nos hemos visto. Te miro. Me miras. Sonreímos en silencio sin dejar de mirarnos.
No es la primera vez. Ni la segunda. Ni la quinta. Perdí la cuenta de las veces que nos hemos encontrado sin decirnos ni una sola palabra en medio del autobús. Al principio eran vistazos rápidos, miradas fugaces. Encuentros de un segundo cuando uno miraba hacia la ventana y se encontraba con los ojos del otro. Aquellos movimientos se fueron haciendo cada vez más frecuentes hasta que, al final, nuestros ojos ya se quedaban quietos mirándose.
Siempre espero con ilusión el gran y rojo vehículo que transporta a la gente, de vuelta a su casa, rumbo a su trabajo o facultad. A cualquier lugar y hora. Y que también ahora transporta mis sueños. Lo veo llegar y mi corazón empieza a latir más rápido. Sólo tenía que esperar un par de paradas para volver a verte, otro día más.
Te miro. Me miras. Nos miramos. Un juego silencioso al que sólo nosotros dos jugamos. Azul y marrón. Oscuro y claro. Deseosos. Cada vez más atrevidos. La gente a nuestro alrededor no existe. Sólo nosotros estamos aquí, en el autobús. Todo lo demás es nada.
Cierro el libro que llevo entre las manos, sin dejar de mirarte. Una sonrisa triste se dibuja en mi rostro, como siempre que hago esta acción. Sé que el juego se acaba y que tendré que esperar otro día más para verte. Bajo del autobús despacio, reacia a dejarte atrás. Nunca vuelvo la vista porque sino mi corazón se pararía. Sobrevivo por las miradas de todas las mañanas.
Pero hoy, no sé porqué, me he quedado quieta en la acera mientras oía como el autobús se alejaba. No he echado a andar como siempre. Tengo una extraña sensación en mi cuerpo. Un estremecimiento que me recorre entera. No es miedo, no es temor, es más bien…
Me giro y ahí estás tú. Tus ojos son más hermosos de cerca. Un marrón que hipnotiza. Todavía tienes en tu rostro la sonrisa que me dedicas dentro del autobús cuando nuestras miradas se cruzan cómplices. Adelantas la mano. Me dices tu nombre. Yo te digo el mío. Ese día ninguno de los dos llega a sus clases de la universidad a su hora. Ni ese ni otros. Las miradas han pasado a ser conversaciones en una cafetería. Y, años después, en una iglesia y rodeados de decenas de personas, a ser la mirada de una sola unidad.

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domingo, 13 de abril de 2008

Los sentidos de las historias.


El tacto sobre las teclas es suave. Su sonido rítmico. Las manos se deslizan sin descanso sobre la superficie lisa. Es el reino de las palabras y sonidos reencontrados. El de la escucha de las musas que vagan juguetonas alrededor de la figura solitaria. Susurran ideas sin descanso en los oídos de aquellos que se enfrentan a la página en blanco. Aromas invisibles que flotan en el aire transportando sensaciones que hacen viajar a reinos lejanos a aquellos que los rodean. Y son pocos los afortunados que lo hacen, pocos los que tienen el don de escuchar, de oír y de oler las historias que flotan en el aire.

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martes, 1 de abril de 2008

Oscuridad

Oscuridad

Anochecía. El día se acababa. Las horas cálidas de luz decían adiós mientras los brazos fríos, fuertes e implacables de la oscuridad les abrazaban inmisericordes. El luminoso día daba paso a la misteriosa noche.
Y en medio de aquella insondable negrura de las calles caminaba, sola, Anna. A su paso, las débiles sombras de las farolas se erguían intranquilas y vacilantes. Pálida luz. Oscuridad reinante. Intranquilidad. Todo se había transformado en cuestión de unos segundos. Su interior se había tornado en inquietud predominante.
Además, estaban aquellos inquietantes pasos. Cada vez que giraba la cabeza ese golpeteo insistente paraba. Pero resurgía con renovadas fuerzas cuando ya creía estar a salvo. Invisibles. Perseguidores. Intimidantes. Sin dueño. Sin procedencia. Presentes.
Cuánto más débil era la luminosidad de la calle, más rápidos, nerviosos y ansiosos se volvían los pasos. Cada vez estaban más cerca. Más cerca. Mucho más cerca. Ahora los sentía casi a su lado. Anna empezó a correr. Quería escapar. Quería huir de esa turbadora sensación. Pero no hay salida en la calle. La han acorralado. No puede escapar. Atrapada. Encerrada.
Un turbador escalofrío recorre todo su cuerpo cuando apoya la espalda contra la dura e inamovible pared del callejón. Los edificios se han vuelto infinitos; el cielo, inalcanzable. Interminables tinieblas. Ciega. Encerrada en una trampa mortal.
Los pasos, cada vez más cerca: turbadores, tenebrosos, crueles.
Entonces (demasiado tarde) comprendió que los peligros de la noche eran verdaderos, reales e implacables como un frío, helado y certero puñal. Dentellada mortal.
Noche oscura. Enigmático crepúsculo. Engañosa calma...


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jueves, 13 de marzo de 2008

Luna


Érase una vez un mundo repleto de oscuridad, donde el negro siempre estaba presente, donde nunca se veía nada. Érase hombres, niños, animales, pájaros, peces, plantas. Érase que se era también su desesperación al cabo de mucho tiempo. Érase que se era el comienzo de un gran llanto, de todos los seres vivos existentes en la Tierra. Érase que se era que las lágrimas de los animales subieron al cielo, formando las estrellas que hoy brillan. Érase que se era que las lágrimas de los hombres subieron también todas juntas. Y érase que se era la Luna en el cielo.


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viernes, 7 de marzo de 2008

Como la mirada de un niño


El adulto es el que ha perdido la gracia, la frescura, la inocencia del niño, que ya no es capaz de una alegría pura, que lo complica todo, que lleva el sufrimiento a todas partes, que tiene miedo de ser feliz y que, además, tan pronto todo va mejor, se vuelve a dormir. El sabio ha vuelto a ser como un niño pequeño."
(Aranaud Desjardins)

miércoles, 20 de febrero de 2008

(Auto)Retrato poético


Mujer de ojos limpios y alma sincera,
mirada alegre y sonrisa eterna.

Con vitalidad siempre te levantas
da igual lo que te suceda,
ya sea alegría o tristeza,
ya sea gozo o pena.

En las profundidades del mar se pierden
los que mirarte a los ojos se atreven
porque tienen el color del cielo
y la profundidad del océano.

Las perlas de tu boca brillan
como luces en la oscuridad,
faros que embrujan
incluso al más creyente.

Manos que no acarician,
manos que se deslizan,
tan suaves y sedosas
que no parecen de esta tierra.

Aroma dulce que vas dejando,
como migajas de pan,
el camino van marcando
Muchos se preguntan a tu paso
¿fue un ángel acaso?

Por muchos lugares has pasado,
en todos te han recordado,
no por tu aspecto,
de eso no se han acordado,
sino por tu presencia,
que todo parecía llenarlo:
has dejado un recuerdo imborrable,
perdurable en el tiempo

Muchos te lo han dicho,
muchos te lo han reconocido,
aunque no se acuerden de tu rostro,
tu recuerdo ha permanecido:
tus manos, además de mágicas,
han sido amigas.
Sonrisa que permanece,
aunque todo parezca perdido.

Así eres tú, mujer joven,
Así es como yo te describo.


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miércoles, 13 de febrero de 2008

Melodía de amor


Un buen amigo de ambos fue la clave del principio. Sin saberlo, él empezó nuestra composición de amor. Ella y yo éramos notas solitarias, perdidas en cualquier lugar del espacio, sin lugar propio, sin sonido excepto el propio, hasta que, por él, por nuestro amigo común, nuestra clave de sol, empezamos a cantar al unísono en una partitura común. Yo era “mi”, ella era “la”, juntos una canción.
Al principio daba igual el instrumento que tocara, sonábamos perfectos juntos. Melodía armoniosa y sencilla, en una palabra, perfecta. No nos separábamos ni siquiera cuando el compás, aparentemente, era diferente, o cuando el acorde parecía cambiar de repente. Juntos permanecíamos, juntos como una sola nota, indistinguibles uno del otro.
Pero, un día de repente, ella empezó a distanciarse, se empezó a juntar a veces con el “si”, tan lejano de mí pero más cerca de ella. Y empezó a transformarse. De dibujarnos al unísono ahora había disonancias. Ella era cuarta, sexta, mientras yo permanecía en segunda. Las ligaduras que nos unían se convirtieron en intervalos de silencios cada vez más extensos, creándose compás entre nosotros, largos tiempos de vacíos. Barras que se empezaron a interponer entre nosotros, alejándonos unos del otro.
Yo empecé a verla lejos, tan lejos que casi ni la oía: de ser una sencilla “la”, se convirtió en “la sostenida”, lejos, muy lejos, de nuestra melodía inicial, lejos, muy lejos, de las pautas de la partitura.
Y, al final, yo continué siendo negra, ella, en el último compás se trasformó en blanca. Ya éramos totalmente diferentes del principio. Nuestra canción se terminaba. Los dos supimos de pronto que la duración de nuestra canción ya llegaba a su cuenta atrás y no había tiempo para ningún acorde imposible.
Do, re, mi… nuestra partitura acabó…
Fa, sol, la, si… llegó al FIN.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Historias


Hay historias que eliges
y hay historias que te eligen

domingo, 27 de enero de 2008

Película


La vida no es como una película.
Ni tan rápida, ni tan lenta.
Ni tan sencilla, ni tan feliz.
La vida es mucho más que todo eso:
es complicaciones,
es sueños sin cumplir,
es finales infelices...
La vida no es como una película.
No intentes buscarle significado...

lunes, 21 de enero de 2008

Notas en la calle

(imagen tomada el 16/12/07, Plaza Oriente, Madrid)

A pesar del frío, el guitarrista se mantenía impasible en medio de la plaza. Tocando y tocando, dejando que las notas surgiesen, sintiéndose acompañado por ellas, sin hacer caso a la gente que deambulaba, aquí y allá, a su lado, haciendo fotos a la fuente, hablando o simplemente paseando. Sin percatarse de él, sin darse cuenta de su presencia. Tampoco le importaba. No, a él nada le afectaba eses ir y venir constante. Dejaba que sus dedos se deslizasen por las cuerdas de la guitarra, trasportándole a un mundo que sólo él conocía, que sólo él estaba. Un mundo hecho por y para él mismo. Lo demás no importaba. Ni la gente, ni el frío, ni el ruido. Nada.
Sólo la música… que salía de su guitarra.
Sólo eso

domingo, 13 de enero de 2008

Regreso

- ¡Hola!
- ¿Quién eres?
- ¿No me recuerdas? Antes solíamos estar siempre juntas. Incluso pedías que me fuera porque no te dejaba tranquila. Te quejabas mucho de que era una molestia y un incordio, que no te dejaba vivir la vida…
- Ah, ya sé quién eres. Y lo siento. Siento mucho haberte dicho todas esas cosas. Desde que te fuiste una parte de mí desapareció. Me he sentido vacía desde entonces y no sabía porqué. Como desee tanto que desaparecieras, olvidarme de ti, mi deseo se cumplió. Ahora sé que fue un gran error. Uno de los grandes. Te pido perdón. No te vayas de nuevo, por favor. Quédate a mí lado. Sé de nuevo mi musa…
- ¿Aunque te haga soñar despierta? ¿Aunque te sumerja en mundos lejanos y aventuras sin descanso? ¿Aunque te llene la cabeza de historias que no puedas acordarte siquiera de en qué mundo vives?
- Si, a pesar de todo eso te necesito, que no son inconvenientes sino ventajas. Quiero que vuelvas, que te quedes.
- Entonces, no se hable más. Vuelvo. Me quedo.
- Gracias.
- No, gracias a ti que me has aceptado de nuevo aunque sabes las molestias que causo…
- Molestias si, muchas, pero todas ahora son bienvenidas. Ven. Ven a mi lado y juntas busquemos las palabras para rellenar las hojas en blanco.

jueves, 3 de enero de 2008


"Benditos los hacedores de leyendas
con sus versos sobre cosas
que no se encuentran en los registros del tiempo..."

(J.R.R.Tolkien)