domingo, 20 de febrero de 2005

Allende

Allende

Para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que congregar todos los odios
y ademas los aviones y los tanques
para batir al hombre de la paz
tuvieron que bombardearlo hacerlo llama
porque el hombre de la paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz
tuvieron que desatar la guerra turbia
para vencer al hombre de la paz
y acallar su voz modesta y taladrante
tuvieron que empujar el terror hasta el abismo
y matar más para seguir matando
para batir al hombre de la paz
tuvieron que asesinarlo muchas veces
porque el hombre de la paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz
tuvieron que imaginar que era una tropa
una armada una hueste una brigada
tuvieron que creer que era otro ejército
pero el hombre de la paz era tan sólo un pueblo
y tenía en sus manos un fusil y un mandato
y eran necesarios más tanques más rencores
más bombas más aviones más oprobios
porque el hombre del paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte
matar y matar más para seguir matando
y condenarse a la blindada soledad
para matar al hombre que era un pueblo
tuvieron que quedarse sin el pueblo

(Mario Benedetti)

miércoles, 9 de febrero de 2005

Renacer



Renacer

Con dificultad dio unos últimos coletazos a sus alas.
Había que llegar.
Tenia que llegar.
Siempre había sido así en todas las generaciones en su familia, y él no iba a ser el que rompiera aquella tradición, así que, respirando trabajosamente y dándose un último empuje, logró divisar, a lo lejos, el nido que le estaba esperando.
Dulce descanso, dulce sueño y dulce muerte.
Allí, en el lugar donde había nacido, es dónde moriría.
Así había sido siempre y siempre lo sería.
Y mientras se acercaba a aquel cobijo, nido fabricado en los años en que su raza era conocida, y no leyenda como ahora, nido milenario, nido de descanso, recordó el porqué había llegado tan cansado, tan exhausto: quiso conocer el límite del mundo, donde acababa este, cuál era su final.
Más, por mucho que intentó buscarlo, no lo encontró.
Por mucho que volase, no lo hallaba en cualquier parte.
El mundo no tenia limite, concluyó un día al fin.
Y ese día fue cuando decidió regresar a su hogar. Volver y disfrutar de sus últimos días de existencia.
Pero no calculó bien, estaba demasiado lejos y le costó años volver.
Y ahora, justo en el instante en que divisaba su morada, sabia que su vida llegaba al fin, no le quedaría mucho más tiempo para disfrutar de las vistas que tenia allí, en lo alto del Everest, vista magnifica de la tierra oculta por la niebla.
Con las últimas fuerzas que le quedaban, logró llegar a las ramas milenarias al fin, tumbarse, acurrucarse, hacerse un ovillo y esperar a la muerte.
Una llamarada intensa se pudo ver en lo alto de la montaña mientras el fénix se consumía en el fuego de su muerte… y de su resurrección.
Un nuevo pájaro nació de sus cenizas.
Una nueva generación abría los ojos a la vida.