- ¡Hola!
- ¿Quién eres?
- ¿No me recuerdas? Antes solíamos estar siempre juntas. Incluso pedías que me fuera porque no te dejaba tranquila. Te quejabas mucho de que era una molestia y un incordio, que no te dejaba vivir la vida…
- Ah, ya sé quién eres. Y lo siento. Siento mucho haberte dicho todas esas cosas. Desde que te fuiste una parte de mí desapareció. Me he sentido vacía desde entonces y no sabía porqué. Como desee tanto que desaparecieras, olvidarme de ti, mi deseo se cumplió. Ahora sé que fue un gran error. Uno de los grandes. Te pido perdón. No te vayas de nuevo, por favor. Quédate a mí lado. Sé de nuevo mi musa…
- ¿Aunque te haga soñar despierta? ¿Aunque te sumerja en mundos lejanos y aventuras sin descanso? ¿Aunque te llene la cabeza de historias que no puedas acordarte siquiera de en qué mundo vives?
- Si, a pesar de todo eso te necesito, que no son inconvenientes sino ventajas. Quiero que vuelvas, que te quedes.
- Entonces, no se hable más. Vuelvo. Me quedo.
- Gracias.
- No, gracias a ti que me has aceptado de nuevo aunque sabes las molestias que causo…
- Molestias si, muchas, pero todas ahora son bienvenidas. Ven. Ven a mi lado y juntas busquemos las palabras para rellenar las hojas en blanco.
domingo, 13 de enero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario