viernes, 12 de noviembre de 2004

El cuadro



Una ultima pincelada.
Una más y el cuadro estaba acabado… justo como se había imaginado y justo como lo veía ahora, en ese instante, en ese momento.
Dio un paso atrás y contempló su obra maestra, los colores se fundían en el marco: rojo, amarillo, verde, azul… todos eran uno y todos eran distintos. Tanta belleza en tan poco espacio, tanto amor depositado en el paisaje. Cuanto trabajo, cuantas horas invertidas para tal obra maestra…
El pintor contempló una vez mas su cuadro, con la paleta en una mano y el pincel balanceándose en la otra, veía, observaba, miraba lo que acababa de crear… ¡y en tan sólo unas horas, nada más!
Todo era hermoso, igual o mejor de lo que había imaginado. Sus manos, en cuanto empezaron a dibujar, pintar sobre el blanco lienzo, habían cobrado vida, su propio criterio, convirtiendo su idea, su sueño, en algo magnifico, mil veces más maravilloso de lo soñado…
Contempló por enésima vez su obra y comprendió que no sólo él tenia el derecho de ver el cuadro, de observarlo, y así pues, depositando los útiles que había utilizado para crearlo en una mesa cercana, cogio el lienzo pintado y, asomándose a la única ventana de la habitación, lanzó la pintura al cielo desnudo…y así fue cómo se creó el arco iris

Desde su rinconcito de entre las nubes el pintor observa atento y orgulloso, después de un día de tormenta, como una de sus grandes obras maestras es admirada por la gente y nutre el cielo de magníficos colores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un bonito cuadro