Tiempo.
Misterioso concepto para definir el trascurrir de la vida.
Misteriosa medida.
Culpable de todo y de nada… de lo que hacemos y de lo que dejamos de hacer, de las alegrías, de las tristezas, de los llantos… de los recuerdos.
Culpable y a la vez inocente.
Esta ahí, pero es a la vez intangible, inoloro, incoloro… Esta, pero no está.
Culpable de los recuerdos que pueblan las mentes, culpable de que, al mirar hacia atrás, comprendas que lo pasado, pasado está, que ya no volverá.
Culpable al ver que todo avanza… y no puedas hacer nada por evitar su avance impasible…
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¿Que mejor manera para recordar que trasladarse al mismo lugar donde todo sucedió, donde todo ocurrió? Las sombras del pasado se funden con el presente, los gritos de antaño y el silencio del ahora se confunden… fantasmas de una era que ahora parecen que vuelven…
Y, en esos momentos, cuando caminaba por esos pasillos, los mismos donde vivió largos años, donde había trascurrido tantas aventuras, tantas fatalidades, tantas alegrías… le parecía retroceder, retornar a esos días… y volver a ser lo que fueron una vez.
Ver, en cada piedra, en cada rincón, un recuerdo de sus años de escuela. Visiones que se amontonaban en su mente al caminar por el lugar que había considerado un día su hogar…
Sus pasos le llevaron al vestíbulo de entrada, iluminado por pequeñas bombillas, debido a la débil luz que se colaba por las ventanas a aquella hora de la mañana. Seguía siendo el mismo lugar de entonces. Ahí el tiempo no pasaba, no como en el hombre que observaba, silencioso, alrededor suyo. Se detuvo, mirando en derredor, cuantos recuerdos, cuantas imágenes almacenadas que ahora se fundían.
Niños, de pocos años, con uniforme de escuela, y cara asustada, pasaban a través de él, siguiendo a otro fantasma del pasado… y él mismo se distinguió ahí, en su primer día de escuela. Reconocía a cada uno de los que veía, entonces no sabía todavía lo que la vida le tenía preparado, tanto a él como a los demás… Nunca se hubiera imaginado cada desenlace de la historia de cada uno de ellos. Nunca se hubiera imaginado que él llegaría a ser lo que era ahora, que alguien a quien entonces odiaba, ya incluso desde el primer segundo en que le conoció, llegaría a ser una persona tan querida, tan apreciada, a pesar de ya no estar con vida…
(Extracto de un relato que ando escribiendo...)
domingo, 25 de julio de 2004
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