Después de una semana algo movida, regreso a este lugar, con ideas nuevas y renovadas.
Para empezar, otro corto relato de cosecha propia :D
Descubriendo…
Oscuridad...
Una negra nada me rodea.
Más, no siento miedo.
Me siento protegido en este lugar.
Es un sitio calido, agradable, inmenso…
Doy vueltas, busco los limites… no existen.
Giro sin parar, descubro el lugar.
Pom, pom, pom…
Escucho incesantemente cerca de mí.
Sonido rítmico que siempre ha estado ahí.
Negrura me rodea, pero no me asusta.
Estoy contento en este lugar.
Y un día, cuando doy vueltas sin cesar, me encuentro con algo.
Es una pared, pero no es rígida, es blanda y suave.
Apoyo mi mano encima de ella, y un estremecimiento me recorre el cuerpo.
A partir de entonces, cada vez que la encuentro, la toco.
Me gusta ir a ese lugar.
Mis pies y manos juegan ahí.
Y… de repente, un día que feliz daba patadas,
Siento que algo hay detrás de la pared,
Es algo sólido.
Apoyo mi mano sobre eso, y una sonrisa aparece en mi rostro.
Es indescifrable la sensación que siento al tocarlo.
Cada vez más veces vuelvo a ese lugar,
Espero descubrir que es aquello.
Me gusta sentirlo, tocarlo, palparlo.
La oscuridad cada vez me gusta menos.
Hasta que, un día, ya no me puedo mover.
Mi cuerpo ya no puede surcar por esta nada.
Ya no puedo llegar hasta la pared,
La tengo al lado.
No oigo nada, no siento nada
¡Quiero salir!
La oscuridad ya no me gusta.
Estoy atrapado, encajonado en un sitio que ya no me gusta.
No quiero estar ya aquí,
No me gusta la nada…
Quiero saber lo que hay tras la pared.
Y entonces, ocurre...
Algo me empuja, invitándome a dejar el lugar donde me encuentro.
Sigo el camino que aparece enfrente de mí.
Dejo atrás la oscuridad para adentrarme en la luminosa vida.
(Dedicado a todos los niños que a cada minuto nacen en el mundo)
sábado, 18 de septiembre de 2004
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